Literatura Fantástica


La literatura fantástica como todo género literario tiene su definición; esta se ha logrado al cabo de los años y proviene de estudiosos sobre este género literario en particular. Muchas de las definiciones se basan en el estudio del género clásico de terror.

La definición clásica de literatura fantástica se encuentra superada por autores modernos, como puedan ser Kafka, Borges o Cortázar, los cuales crearon literatura fantástica pero sin ceñirse a ningún canon clásico. La labor de estos autores ha provocado que llegados a la modernidad no sea posible catalogar la literatura fantástica de un modo rígido.

Los nuevos autores de la literatura fantástica no se circunscriben a ningún género narrativo en particular. Tampoco el narrador de género fantásticoadquiere unos rasgos definidos que puedan catalogarlo; por último los personajes que pueblan los relatos fantásticos son completamente heterodoxos.

Las definiciones e literatura fantástica han sido muchas a lo largo de los años y todas ellas han tenido la ambición de apresar lo que es la esencia de lo fantástico. Muchas han sido también las que han intentando desbancar a sus competidoras.

Quizás la mejor definición de los que es la literatura fantástica la haya dado Tzvetan Todorov. Esta definición puede servir de base para la construcción de toda una teoría literaria sobre la literatura fantástica.

Todorov se ha convertido en un referente obligado a la hora de hablar de literatura fantástica; este crítico también estableció los diferentes subgéneros en los cuales se divide la literatura fantástica. Todorov, en esencia, establece tres categorías dentro de la ficción: lo maravilloso, lo insólito y lo fantástico.

El Agotamiento del género: Lo Neofantástico y lo Maravilloso

Durante la transición del siglo XIX al siglo XX, el paradigma epistemológico de Occidente sufre diversas sacudidas. Su inflexible orden racional se ve sacudido desde todos los campos del saber: las ciencias humanas (Marx), la filosofía (Nietzsche), la psicología (Freud) e incluso la física (Einstein). La revolución que supone la relativización de todo el conocimiento acumulado durante siglos es recogida desde el arte dinamitando todos los presupuestos históricos, incluido el propio concepto de realidad. De este modo, un suceso sobrenatural ya no puede amenazar un orden inconsistente. Los escritores reaccionan de dos maneras: regresando a la literatura mitológica (H.P. Lovecraft, Lord Dunsany) o introduciendo el fenómeno sobrenatural, ya no como un inquietante misterio sino como un elemento integrado con naturalidad en el mundo. Así, La Metamorfosis de Kafka empieza presentándonos a su protagonista como un insecto, sin que esto merezca ninguna explicación por parte del narrador ni haga tambalear la visión del mundo de ninguno de los personajes de la historia. Lo neofantástico se relaciona también con el llamado “realismo mágico”, que fue denominador común de muchos de los escritores del boomhispanoamericano. Por su parte, la literatura maravillosa ha creado un público y un sector editorial especializado, gracias al gran éxito de (además del mencionado Lovecraft) Robert E. Howard, J. R. R. Tolkien, C. S. Lewis, Ursula K. LeGuin o Terry Pratchett (quien aborda el género desde la posmoderna perspectiva de la parodia y la metaficción). Esta literatura se conoce igualmente bajo el nombre de literatura fantástica, si bien, como hemos explicado, esta definición es imprecisa.

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