El Señor de Los Anillos (J.R.R Tolkien)




Si bien es cierto que El Señor de los Anillos fue concebida como una continuación de El hobbit, argumentalmente lo es de El Silmarillion, obra que relata los acontecimientos de los Días Antiguos y en la que se construye toda la trama del legendarium que creó J. R. R. Tolkien. La Primera Edad del Sol es la edad de los elfos, mientras que la Segunda es la del ascenso de los hombres de Númenor (dúnedain) y su posterior caída, pero también es la de la construcción de una cultura netamente humana (con sus limitaciones) en una tierra permanentemente jaqueada por el mal. Por eso, en la Tercera Edad del Sol, esa cultura se va adueñando de la Tierra Media y la transforma en un lugar donde, una vez vencido el mal, los hombres encuentran su verdadera dimensión: J. R. R. Tolkien la llama «Edad de los Hombres» y «el fin de los Días Antiguos».

Las Dos Torres (Descargar)

Es el segundo de los tres volúmenes. En un principio, Tolkien lo tituló El Anillo en la Sombra, aunque, poco después, lo cambió por La Sombra se alarga. Diez días después de este cambio, Tolkien escribió a su editor, Rayner Unwin, y le propuso el título Las dos torres, que finalmente sería el escogido.Con respecto a qué dos torres se refiere en este título, Tolkien no lo dejó claro. En esa misma carta, el autor le decía a Unwin que la identidad de las torres queda en la ambigüedad, pues podría referirse a Orthanc y Barad-dûr (las dos torres relacionadas con el enemigo), a Minas Tirith y Barad-dûr (las dos torres más poderosas de cada bando), o a Orthanc y Cirith Ungol (las dos torres que aparecen en los últimos momentos de la trama de cada libro). En una carta posterior, Tolkien asegura que se tratan de Orthanc y Cirith Ungol, pero debido a la importancia dada a la oposición entre Barad-dûr y Minas Tirith, la identidad quedaba equívoca.

El Retorno del Rey (Descargar)

El retorno del Rey es el tercero de los tres volúmenes. A la hora de su publicación se dudó entre que se llamara La Guerra del Anillo o El retorno del Rey, pues mientras que Allen & Unwin encontraba el último comercialmente más atractivo, J. R. R. Tolkien prefería el primero porque no revelaba excesivamente detalles de la trama y, sobre todo, el final de la historia; finalmente el autor acabó cediendo al título que preferían los editores.

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